Esta mañana mis padres me han levantado un poquito más pronto que de costumbre. Me da igual porque están los dos en casa. Mamá no se ha ido a trabajar y eso me gusta. Todavía tengo sueño y no entiendo muy bien lo que ocurre, pero corren de un lado para otro preparando cosas.
Un rato más tarde, después de desayunar y de meterme en el coche, nos hemos encontrado con un montón de gente. Aunque aún no sé contar hasta tanto, alguien dijo que había más de treinta personas y un perrito. A mí me gustan mucho los perros. Además, lo mejor es que aunque también había mamás, papás y tíos, la mayoría éramos niños. ¡Incluso había otros más pequeños que yo! Y también más mayores.
Al bajar del coche mi padre me llevó en el pañuelo. Hacía calor y caminábamos por un bonito lugar, rodeado de huertas y naturaleza salvaje. Me gusta mirar las plantas, los árboles y las flores. También me gusta ir en el pañuelo, pero a veces me aburro o quiero que me coja un poco mi mamá, así que tuvieron que sacarme antes de llegar.
Caminamos durante un rato hasta un lugar en el que el río formaba varias charcas. Era muy bonito. También había una pequeña cascada. En las pozas había ranas, pececillos, una tortuga y unos curiosos insectos que son capaces de caminar sobre el agua. Pudimos bañarnos con ellos.
A la hora de comer María preparó salchichas para todos. Yo ya había comido fruta y galletas y no tenía mucha hambre, pero muchos niños y niñas se las comieron encantados y dijeron que estaban de rechupete. Creo que otros estaban tan entretenidos jugando que se perdieron el banquete.
El sol pegaba fuerte pero entre los baños y los rinconcitos con sombra pudimos estar muy a gusto y pasar un día muy divertido. Cuando volvimos ya estaba tan cansada que me quedé dormida, pero estoy deseando volver a pasar otro día con mis amigos del CEM.
Xavier Vilas
