La última actividad del club para el 2015, al final se suspendió en Diciembre debido a la lluvia, pero se pasó a Enero, pasando a ser la primera de este 2016 que viene cargadísimo de aventuras que compartir con los compañeros.
El día no podía amanecer mejor, totalmente despejado, el aire limpio por el viento del norte y aunque con un poco de frío, ya sabía que en poco rato, nos iba a sobrar toda la ropa.
A las 8 de la mañana nos encontrábamos todo el grupo en Nagüeles, con bastante frío en ese momento, preparados para comenzar a ascensión. Nos fuimos adentrando en el bosque de pinos para poco a poco ir ganando altura charlando unos con otros. Tras pasar la Mina de Buenavista y comenzar a subir un primer tramo de rio de piedras, aparecen los primeros rayos de sol brindándonos un espectáculo impresionante, delante de nuestros ojos, vamos viendo como nuestro destino, el pico de La Concha se va iluminando poco a poco como queriéndonos invitar a subir hasta él.
Tras aproximadamente una hora de subida donde ya nos hemos tenido que ir aligerando de ropa debido a la inclinación de la ruta, comienzan los primeros trepaderos, toca echar los bastones de vuelta a la mochila y utilizar las manos para escalar. Un buen rato más tarde, tras muchos de esos trepaderos, avanzando entre pinchos y rocas, llegamos a la base del cortado grande que caracteriza a La Concha. He de decir que a mí personalmente que nunca había llegado a estar en ese punto, me impresiona muchísimo la altura, lo que desde Marbella parece un simple tajo, desde ahi es espectacular con más de 100 metros de pared vertical.
Hacemos un pequeño descanso para beber y picar algo además de reagruparnos, que en la subida, el grupo de ha estirado y dividido. Volvemos a emprender la marcha y comenzamos a subir la parte más dura y complicada de la subida, alternando tramos por un rio de piedras con una inclinación salvaje con trepaderos y aristas que no son dignas de nadie con problemas de vértigo o sufra del corazón, je, je.
Avanzamos despacio, extremando la precaución, para evitar tanto caídas por nuestra parte, como que alguna piedra caiga rodando cuesta abajo y pueda hacer daño a otro compañero. El progreso por las aristas es bastante técnico y hay estar atento al máximo, tenemos decenas de metros a cada lado y avanzamos sobre rocas muy estrechas, pero la sensación y el subidón de adrenalina es bestial.
Cada poco vamos aprovechando a hacer pequeños altos con la excusa de hacer fotos e inmortalizar el paisaje, aunque creo que todos vamos igual, arrastrando la lengua y sin aliento.
Las vista durante este tramo son increíbles, los pasos por los que avanzamos, cañadas a ambos lados, el Juanar, la Sierra de Mijas, los Montes de Málaga por un lado, Sierra Bermeja, Gibraltar y África por el otro y Marbella bajo nuestros pies, realmente me quedé sin palabras (y no solo por el esfuerzo de la subida, je je).
Tras un último tramo de escalada un poco más complicado incluso que lo anterior, llegamos a la cima. La sensación es estupenda, tras la subida a La Concha más dura que se puede hacer con diferencia a cualquier otra, lo hemos conseguido. Descansamos un poco, nos hacemos unas cuantas fotos más y comenzamos la bajada, que mirando atrás y viendo como había sido la subida, se plantea bastante dura y exigente técnicamente. Habrá que estar muy atento.
En lugar de bajar por el mismo sitio, el descenso lo hacemos bajando literalmente de frente desde el pico hacia Marbella, desde donde estamos no parece ni siquiera posible que se pueda bajar por ahí, solo vemos un barranco delante nuestra.
Pero con cuidado y guiados por Pedro Soto, vamos descendiendo haciendo algunos destrepes impresionantemente verticales y aéreos, si la subida no era apta para cardiacos, la bajada es absolutamente impresionante, ya que tenemos las vistas de frente, por lo que la sensación de verticalidad y posibilidad de caída es mucho mayor.
Tras varios tramos espectaculares llegamos a una zona de rocas literalmente al borde del cortado grande que esta mañana mirábamos hacia arriba. Ahí hacemos la parada para comer algo y disfrutar de las vistas, charlando y comentando como estábamos disfrutando de la ruta a pesar de su dificultad. Sin duda alguna estamos comiendo en el restaurante con mejores vistas de Marbella.
Seguimos bajando y la dificultad aumenta, el desnivel es tan grande que tenemos que bajar con muchísimo cuidado, sobre todo en los ríos de piedras, donde por mucho que intentemos evitarlo, alguna piedra cae rodando poniendo en peligro a los compañeros, por lo que decidimos separarnos lo más posible para evitar riesgos.
Este tramo creo que todos coincidimos en lo mismo, al menos para mí, ha sido el más duro y exigente de la ruta. Muy cansado físicamente, muy muy técnico y teniendo que estar alerta con todos los sentidos, pero al final se acaba y llegamos de nuevo al rio de piedras que nos llevará de nuevo al sendero y de ahí a los coches. Aprovechamos para reagruparnos de nuevo y emprendemos el último tramo de bajada ya más relajados, charlando y riendo en el mismo buen ambiente que siempre hay entre los socios del club.
Finalmente cerca de las 4 de la tarde llegamos a los coches, cansados pero contentos, habiendo disfrutado de una ruta espectacular como pocas, digna de cualquier montaña en los Pirinéos, Picos de Europa o cualquier otro sitio, pero no está tan lejos, es simplemente “nuestra” montaña, La Concha, esa que tantas alegría nos da y tantas rutas nos proporciona a los que amamos la montaña.
Yo personalmente nunca pensé que iba a subir por donde hemos subido, que probablemente sea la forma más dura y exigente de hacerlo, pero que sin lugar a dudas es la más espectacular de todas. A partir de ahora, seguro que cada vez que me asome a la ventana de casa y vea el pico de La Concha, sonreiré recordando esta subida.
Gracias a los organizadores Pedro y María, y como siempre al resto de los compañeros del club, por ese buen rollo que siempre hay. Hemos sufrido, sudado, reído y disfrutado junto de nuevo, listos para la próxima.
Daniel Blanco
