El domingo 14 de Septiembre nos volvimos a reunir en el punto de encuentro habitual un pequeño grupo de socios dispuestos a pasar otro estupendo día de escalada. Tras reunirnos cerca de Estepona con algunos compañeros mas, seguimos nuestra ruta hacía el Cañón de la Utrera en Manilva.
El día totalmente despejado y las ganas de pasarlo bien que todos llevábamos hacían presagiar que iba a ser un día inmejorable. Una vez aparcados los coches, comenzamos la pequeña subida por el interior del cañón, en dirección a las zonas de escalada, acompañados eso si por unas incansables y tremendamente pesadas «amigas» que nos iban a acompañar la mayor parte del día, cientos de pegajosas moscas….
Llegados arriba, nos dividimos en dos grupos, los más «novatos» que optamos por empezar en una pared donde había varias vías de IV y V nivel, para ir calentando un poco y ver si más tarde nos íbamos animando con algo más complicado, mientras los más veteranos montaban vías más complicadas en la pared de enfrente.
Aprovechamos un buen rato subiendo por esas vías que se montaron, hasta que el sol empezó a apretar con fuerza en la pared y decidimos irnos a buscar la sombra de la otra pared y probar otras vías con más dificultad, que de eso se trata también, de ir superándose día a día.
La verdad es que el lugar es impresionante, para la escalada es inmejorable, con vías de todos los niveles, desde las más simples hasta las solo accesibles a los más profesionales, pero las vistas de esos paredones, esas formaciones rocosas y la majestuosidad del cañón nos hacían olvidarnos a ratos de trepar por las paredes y quedarnos ensimismados disfrutando de esta pequeña maravilla que nos regala la naturaleza. Estoy seguro que más de uno (entre los que me cuento yo sin duda), tardó más en bajar una vez que llegábamos a la reunión, solo por quedarnos embobados con las vistas desde allí arriba.
Así fuimos pasando el día, entre encadenes por la pared, cada vez animándonos más y subiendo vías más complicadas, y momentos de relax disfrutando del maravilloso entorno y aprendiendo de nuestros socios más veteranos que subían paredes agarrados «con las uñas». Aparte de nosotros también veíamos otros grupos de escaladores repartidos por las paredes, algún águila y buitres sobrevolando nuestras cabezas y pequeños grupos de senderistas que subían por el Cañón de la Utrera y nos miraban como pensando «que harán estos locos hay pegados como salamanquesas».
Llegada la tarde y con los músculos agotados de tanta subida, decidimos empaquetar el material de nuevo en las mochilas y dirigirnos a la segunda parte del día, una relajante tarde de Spa en el Hotel Kempiski, perfecta para acabar un día estupendo. Algunos socios prefirieron seguir trepando, y ya con las mochilas a la espalda a punto de volver a los coches, nuestro «jefe», Pedro Soto, nos deleitó con una subida magistral por un paredón que no se desde su punto de vista, pero desde el de los que estábamos abajo, no había donde agarrarse. Sin duda alguna, la experiencia es un grado.
Así que media hora más tarde aparcábamos en la puerta del Spa del Hotel Kempiski, donde nuestro compañero Thorsten nos iba a regalar un buen rato de tranquilidad y relax para nuestro doloridos y cansados músculos. Tras enseñarnos las maravillosas instalaciones del Spa, con su moderno gimnasio, piscina cubierta y salas de masajes, nos dirigimos a la zona de los baños turcos, sauna y salas de relax donde pasamos un agradable y relajante rato entre calor, vapor y risas y comentarios de los buenos ratos pasados a lo largo del día.
Varias entradas y salidas del baño turco y la sauna combinadas con unas duchas frías y unos masajes con el hielo de salía de la fuente, consiguieron relajarnos y tonificarnos, después un ratito más de relax en la piscina cubierta y por último otro ratito de charla acompañado de una bebida fresquita. El final perfecto para un día perfecto.
Creo que todos lo pasamos genial, los que ya nos conocíamos encantados nuevamente de vernos, y los nuevos socios entablando nuevas amistades y sobre todo disfrutando de la naturaleza y el deporte que tanto nos gusta. En resumen otro día maravilloso entre gente estupenda, cargado de risas, historias de aventuras contadas por unos y otros, subidas, bajadas, ¿que más se puede pedir?
Gracias al club por seguir organizando estas actividades que nos hacen conocer a otros locos como nosotros, y nos hacen ir superándonos día a día y mejorando. Gracias a todos los que nos reunimos: María, Pedro, Evaristo, Dani, Samuel, Ana, Agustín, Lindsay, Txema, Alberto, Paula, Marco, Thorsten y el que escribe. Y gracias especiales a Thorsten por invitarnos a esa maravillosa sesión de spa.
¡Hasta la próxima!
Daniel Blanco
